Importancia del psicólogo escolar

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Las necesidades de atención emocional a los alumnos y de asesoramiento a los equipos docentes y las familias acentuadas por el cierre de los centros de enseñanza durante la primera fase de la pandemia han puesto de relieve el «papel imprescindible» de los psicólogos educativos.

Así lo aseguran cinco expertos que firman conjuntamente el análisis «La importancia del profesional de la psicología educativa en tiempos de pandemia«, recogida en el »Anuario de la educación de las Islas Baleares 2020«, que ha publicado la UIB con el apoyo de la Fundación Guillen Cifre.

Los investigadores señalan en el resumen de su artículo que «los principales actores del sistema educativo han sufrido diferentes consecuencias psicológicas» a causa de las modificaciones que la pandemia ha impuesto en el ámbito escolar, ante la que el psicólogo educativo «no ha podido intervenir suficientemente».

Parte de estas consecuencias psicológicas derivan de las dificultades específicas agravadas de los alumnos con menos recursos económicos, que «han perdido un trimestre escolar al verse descolgados por la brecha digital y la imposibilidad de seguir las clases virtuales«.

«Las situaciones límite y de violencia intrafamiliar en que se encuentran algunos alumnos se han degradado aún más«, inciden los autores del estudio: Shannon de Jesús, Juana María Ribas, Victoria Gongález, Cinthia Frías y Pere Joan Joy.

El análisis, uno de los seis artículos de un monográfico dedicado al coronavirus dentro de un anuario que cuenta en total con treinta y uno, indica que «en general, se ha acelerado el fracaso escolar ante la imposibilidad de contar con un apoyo presencial y continuo por parte del profesorado, que no siempre ha estado a la altura en cuanto al dominio de las nuevas tecnologías«.

No obstante, «algunos alumnos han mejorado su capacidad de estudio por el hecho de encontrarse una modalidad de educación a distancia en la cual se siente cómodos y en la que pueden autogestionar el ritmo de trabajo».

Impacto incalculable

Más allá de las consecuencias psicológicas de carácter educativo, «un gran porcentaje de estudiantes» han sufrido el impacto «del confinamiento y la privación de sus rutinas y actividades previas a la declaración del estado de alarma».

Esto se ha puesto de manifiesto en su «estabilidad emocional y conductual« y ha tenido también como consecuencia el aumento del tiempo de uso de tecnologías de la comunicación.

Los especialistas citan estudios en los que se pone de manifiesto el incremento de la depresión, la ansiedad, el estrés, la irritabilidad y la apatía entre el alumnado, más desmotivado a la hora de afrontar sus tareas.

En este contexto, el psicólogo educativo «se convierte en una figura clave en el desarrollo funcional y equilibrado de un centro«, tanto por su capacidad para evaluar las situaciones que se produzcan como por la de proponer planes de acción para afrontarlas.

Uno de los retos de los profesionales de la psicología que trabajan en los centros de enseñanza es mejorar en el uso de «los medios telemáticos para poder seguir acompañando a los alumnos y sus familias», lo que requiere mejoras en la formación.

Durante el cierre escolar del último trimestre, «se ha evidenciado que aquellos entornos educativos que han contado con un psicólogo educativo han sabido adaptarse de mejor manera» a los desafíos, inciden los especialistas.

Constatan que, además de los estudiantes y los profesores, «muchas familias han necesitado ayuda del psicólogo educativo» y lo han solicitado directamente o a través del centro, aunque también ha sido patente la desconexión de algunas otras.

Fuente: abc.es

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