Por @blogproyecta
Cuando trabajamos en el aula con
niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA) podemos encontrarnos con
multitud de comportamientos que implican no adaptación o disruptivos. Hoy
queremos hablarles sobre cómo gestionar estas conductas que en muchos casos se
encuentran reforzadas por las respuestas que el entorno ofrece ante ellas.
Todos los niños que presentan TEA son diferentes unos de otros, al igual que
ocurre con cualquier niño de desarrollo típico. Por ese motivo es importante
que invirtamos tiempo en conocerlo, saber qué cosas le gustan y qué cosas le
dan miedo o le producen excitación, etc. Este aspecto es importante porque si
nuestra actuación en el aula se basa en seguir un protocolo TEA, no vamos a
estar adaptándonos a sus necesidades, y lo más probable es que su desarrollo y
aprendizaje se vean afectados.
Por todo ello, vamos a darles unos cuantos tips para que dentro del ámbito escolar el desarrollo vaya sobre ruedas. Muchos de ellos podemos aplicarlos también en casa.
1º-Inclusión e integración del niño en el aula
La parte más importante cuando hay
un niño con TEA en el aula es que todos sus compañeros sepan que en qué
consiste la condición, cómo es ese niño, y que se cree un ambiente de
cooperación y de apoyo. Esta es la parte más importante porque entre todos
podemos ayudar en lo que necesite ese compañero y normalizar determinados
comportamientos que pueden llevar a cabo y que de otro modo interrumpirían el
ritmo de la clase. Por ejemplo, si el niño con TEA grita porque escuchó un
ruido y se pone nervioso, sus compañeros deben reconocer que está nervioso debido
al ruido e intentarán no hacer ellos más algarabía o lo calmarán.
2º- Gestionar los tiempos de trabajo
Es importante que elaboremos un
método de trabajo en el que el niño tenga claro el tiempo que debe permanecer sentado
realizando las actividades correspondientes. Nosotras utilizamos la economía de
fichas y… ¡es súper efectiva! Cuando logran conseguir un número de fichas (que
siempre va a ser la misma cantidad), el niño puede realizar un pequeño descanso
y jugar o hacer aquello que le guste. Por ello es importante conocer sus gustos
y preferencias para así ofrecerle algo que le interesa y así estará mucho más
motivado para trabajar en el aula. Si el niño sabe cada cuantas fichas va a
descansar o a recibir eso que le gusta, también estará mucho más tranquilo.
3º- Descanso
Los niños con TEA suelen tener más dificultades para permanecer mucho tiempo
sentados y prestando atención a las tareas que están realizando; por ello es
importante que gestionemos los descansos (en nuestro caso, cuando terminan el
tablero de fichas), y que pueda tener alguna zona en el aula donde relajarse.
4º- Conductas disruptivas
Es probable que en el aula aparezcan comportamientos que alteran el curso de la
clase (gritos, levantarse de su sitio, lanzar algún objeto…). Lo más importante
es que corrijamos rápido esas conductas. Por ejemplo, si el niño coge un carrito
de juguete y lo lanza, o da golpes con él, le diremos: “¡No se lanza! Se juega
así”, y le daremos un modelo de cómo jugar con el carrito.
En muchos casos, este tipo de
comportamientos aparece porque el niño no dispone de recursos o habilidades
suficientes para jugar o llevar a cabo una determinada acción de una forma más
funcional. Por tanto, es ahí cuando debemos intervenir y enseñarle a hacer las
cosas correctamente.
También puede ocurrir que el niño pegue a un compañero o rompa algo en el
tiempo de juego; en este caso le diremos que eso no se hace y lo sentaremos a
continuar con las actividades. Es muy importante que se apliquen contingencias
a todos los actos del niño para que entienda qué cosas están bien y qué cosas
no, además de las consecuencias normales que tienen estos actos, pero siempre diciéndole
lo que no se hace y lo que queremos/esperamos que haga en una determinada
situación.
Nosotras consideramos algo
fundamental utilizar un lenguaje claro y conciso en estas situaciones. Por
ejemplo, si el niño está sentado haciendo las actividades, pero interfiere una
estereotipia con las manos, podemos decirle: “Ponemos las manos encima de la
mesa” y le damos la ayuda para hacerlo.
5º-Adaptarnos a sus conocimientos/habilidades
Como comentábamos anteriormente, es importante conocer al niño y hacer una
evaluación previa al comienzo del curso, con la finalidad de observar qué
aspectos son los que debemos trabajar con él en el aula. Muchas veces, estos no
van a estar al nivel del resto de compañeros de su clase; por ello, es
necesario que intentemos dar prioridad a aquellos aprendizajes que consideremos
más útiles para la vida del niño.
En resumen, el tema de gestionar la conducta en el aula es muy extenso e
imposible de resumir en un único post. ¿Les gustaría conocer más consejos sobre
esto? ¿Qué recursos utilizan ustedes en el aula?