Seguro que has visto la Torre Rosa Montessori en artículos, y centenares de post de Instagram pero ¿sabes qué es y para qué sirve?
Aquí hacemos un repaso sobre este recurso pedagógico para que analices si te interesa integrarlo en tu práctica educativa.
La Torre Rosa Montessori: Un poco de contexto
Maria Montessori, fundadora del Método Montessori, abrió su primera casa del Bambini en 1907, con el objetivo de proporcionar a los niños un ambiente estimulante y natural donde se pudieran construir a sí mismos por la vía del descubrimiento personal y la autoformación.
Montessori consideraba que la función de los docentes era proporcionar materiales que captaran la curiosidad de los niños y guiarlos en su proceso de aprendizaje, por lo que decide diseñar por sí misma una serie de materiales didácticos que considera esenciales para el periodo sensitivo correspondiente.
Cuando hablamos de períodos sensitivos según Montessori, nos referimos a la especial predisposición -que la autora constató a través de la observación de los niños- entre los 0 y los 6 años de edad hacia determinados aprendizajes, a saber: Orden, movimiento, lenguaje, exploración sensorial, gracia y cortesía.
Los materiales diseñados por Montessor son materiales estructurales y experimentales, que huyen de ser juguetes estereotipados, puesto que considera que esto anula la experimentación y la creatividad, tal como lo hacen otras pedagogías libres.
Se clasifican en educación motriz, lenguaje (tanto lecto-escritura como aritmética) y educación sensorial.
Educación sensorial y la torre rosa Montessori
La torre rosa Montessori, uno de los materiales más conocidos de esta pedagogía, entraría dentro de la educación sensorial.
El material sensorial ayuda a los niños en la clasificación de los objetos, aprendiendo a reconocer similitudes y diferencias entre elementos parecidos, para así convertirse en observadores precisos, además de proporcionar estimulación sensorial de diferentes sentidos.
La torre rosa no es un juguete aislado de la pedagogía, sino que forma parte de una secuencia de juegos que cada vez aumentan más su dificultad.
El primer lugar de esta secuencia de juguetes sensoriales lo ocupan los cilindros de botón, existiendo tres niveles en esta primera etapa: cilindros que decrecen en diámetro, cilindros que decrecen en diámetro y altura y cilindros que decrecen sólo en altura.
Este juguete fue diseñado para niños de entre 2 años y medio a 3, al observar Montessori que era la elección favorita para esta edad dentro de una amplia gama de opciones, dando paso una vez consolidado el proceso a la torre rosa.
La torre rosa son diez cubos de madera que disminuyen desde diez centímetros a un centímetro por lado. Montessori ya estableció que debía ser de este color en concreto.
Torre rosa Montessori: Principales características
¿Por qué un solo color?
Para aislar las cualidades de forma que la atención del niño se enfoque en un solo aspecto, en este caso la dimensión, disminuyendo o eliminando otras cualidades y por tanto distracciones, focalizándose así en la actividad en específico.
¿Por qué rosa?
Aunque no está especificado en ningún manual, se cree que la Dra. Montessori experimentó inicialmente con una gama más amplia de colores, siendo el rosa el color con más aceptación, lo cual encajaría con la filosofía de “seguir al niño”.
¿Cuál es su función?
Con estos cubos, el niño educa su vista y distingue diferencias de dimensiones, a la vez que se autoeduca en que la apreciación del error reside en el material mismo y el niño adquiere una evidencia concreta de ello.
El deseo de alcanzar un fin que le es conocido le impulsa a corregirse a sí mismo, de forma que hace la torre y la deshace para volver a empezar el proceso.
Alimenta los deseos de los periodos sensibles de orden, exploración y movimiento sensorial, puesto que el construir la torre también supone una serie de complejos movimientos motores.
Por todos estos elementos la torre Montessori es un recurso reforzante de la autonomía y la autoestima de los niños si lo utilizamos de forma correcta, es decir, sin intervención adulta.
El placer de apreciar y sentir cada pieza, construirlas y deconstruirlas, disfrutar de la armonía de lo monocolor y del proceso sensorial en sí, mientras guían la tarea por sí mismos es una base fuerte y resistente para el desarrollo del niño, su personalidad y su libertad.
Fuente: vadecuentos.com
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